martes, 29 de abril de 2008

LA PEDAGOGÍA TRADICIONAL

LA PEDAGOGÍA TRADICIONAL: LAS RAZONES DE SU PERSISTENCIA EN EL SISTEMA EDUCATIVO CONTEMPORÁNEO

EL POR QUÉ DE LA PERSISTENCIA DE LA PEDAGOGÍA TRADICIONAL.

La absoluta mayoría de educadores, los pocos pedagogos con que cuenta la educación peruana, así como escritores y otros profesionales, los padres de familia, sin dejar de reconocer a los estudiantes de los diversos niveles educativos, están convencidos definitivamente que el actual sistema educativo al hallarse en permanente crisis no es capaz de formar ciudadanos capaces de afrontar los cambios del país, tampoco que coadyuven a la formación integral de los propios integrantes.

Además, casi coincidentemente, reconocen que la educación procesada sigue dándose en un contexto tradicional en sus aspectos metodológicos y curriculares desfasados, obsolescencia de medios y materiales educativos, manejo de criterios cuantitativos de evolución y escasa calidad formativa y/o capacitación de los docentes.

Sin duda, este conjunto de apreciaciones son acertadas, pero insuficientes para comprender las razones que han dado lugar a esta situación de crisis permanente y falta de perspectiva de la educación del país.

El problema es que los escritos, ensayos e incluso investigaciones educativas sólo describen el fenómeno, más no la esencia del mal o crisis educacional. Y es que estamos sólo acostumbrados a gastar tinta, cinta y papel en forma indiscriminada, por tener en gran parte una superficialidad gnoseología, sustentada en el subjetivismo y objetivismo idealista, largamente impuestos por la tendencia filosófica anticientífica, reforzada por las concepciones neotomistas, neopositivas y pragmáticas, alentadas por el aparato político del Estado y diversa instituciones, en representación de las esferas dominantes en lo económico y social.

En esta perspectiva, los siguientes puntos procuran hacer un estudio explicativo de estas cuestiones, que sin duda, deben ser discutidos y enriquecidos a fin de tener una clara idea sobre el asunto que nos concita aquí, y mejor aún si se suscita un alturado debate pedagógico, a fin de que los docentes tengan un claro conocimiento del problema discutido.

En primer lugar, la naturaleza de la crisis educativa y metodológica hay que ubicarla en el contexto de la crisis estructural de la economía y sociedad peruana. Aquí hay que señalar dos aspectos: por un lado, en lo interno, el poco desarrollo de las fuerzas productivas en las distintas regiones y zonas, debido a la política centralista y asfixiante que secularmente han manejado los gobernantes y clases propietarias de los medios de producción que no ha permitido ni permite un despegue de las actividades económicas y sociales que atienda las múltiples necesidades de las poblaciones, tan diversas y distantes.

Esto genera, sin duda, muchas dificultades, haciendo que los pobladores del interior del país estén preocupados en migrar hacia zonas o lugares apropiados, como son las capitales de provincias y departamentos, pero llevando a cuestas necesidades y problemas de tipo material y espiritual.

En este sentido, los distintos regímenes políticos, (para el caso compárese el aprismo, el fujimorismo, el toledismo y el actual aprismo), no han generado polos de desarrollo que atienda las exigencias y aspiraciones de las poblaciones costeñas, serranas y amazónicas. La falta de empleo, trabajo de la inmensa cantidad de personas, incluso de profesionales es cruda realidad. Las tan decantadas políticas descentralizadas, la aplicación de los cánon minero, petróleo, gasífero, maderero, etc., en lo mínimo se han implementado, por lo que no han pasado de ser simples promesas electorales,

Si esta es una realidad innegable, es poco inteligente exigir la dación de reformas educativas que pretendan cambiar el estado de cosas de pobreza y atraso económico, menos demandar a los sacrificados docentes que efectúan acciones imposibles de lograrse, cuando de lo que se trata es de promover, en primer lugar, mejores condiciones de vida, de los pobladores y trabajadores del campo y la ciudad. Por ello a lo sumo solo se tendrá pequeñas y algunas innovaciones de carácter temporal, en lo metodológico y uno que otro rediseño curricular.

Y aquí, es necesario deslindar campos con quienes, ilusamente, creen, que el problema educativo solo es cuesti0on de mejoras metodológicas, sustitución de una aspecto curricular por otro, introducción de novedosas bibliografías, etc. Son importantes, sin duda, pero insuficientes si no van sustentados por el asunto central: lo económico, que siempre y en todas partes, en última instancia, decide el accionar de los pueblos, hombres y mujeres. Además, es el medio que define la educación y su permanente capacitación y actualización. De lo contrario, como sucede ahora, con recortes presupuestarios para el sector educación no ha de promoverse, menos alcanzarse logros educativos significativos.

Otro aspecto de la cuestión interna es que el país hasta ahora no dispone de políticos que encarnen real y definitivamente los intereses nacionales e implementen en base a éstos políticas económicas y sociales que generen identidades y compromisos con sus virtudes, valores e incluso Estado, si bien son peruanos de nacimiento, pero están identificados en cuerpo y espíritu con el capital financiero extranjero. De allí que estén más preocupados en como pagar agencias financieras extranjeras, antes de priorizar y atender una constante de regímenes de corte fujimorista, toledista y aprista, no obstante se autoproclame de ser democrático sangres.

Por otro lado, en lo externo, unido umbilicalmente con lo interno, tenemos la aún innegable situación de dependencia económica, financiera y tecnológica del país con los altamente desarrollados, quienes constituyen el famoso Grupo – 8, en el que están los países capitalistas e imperialistas, unidos por intereses financieros y tecnológicos comunes, pero, sin superar ni negar sus propias contradicciones permanente por el control de mercados y esferas de influencia. Aquí están los Estados Unidos de Norteamérica, Japón, Inglaterra, Italia, Alemania, Francia Canadá y Rusia.

Este grupo es el que controla monopolistamente empresas transnacionales, que tienen dominio y presencia en todos los rincones de la tierra. Lo llamativo es que hoy están respaldadas por la tan promocionada globalización mundial, que si bien vincula a los países y pueblos, pero también los diferencia y distancia cada vez más en razón de su economía y educación.

Virgilio Roel, (1991), visualizando acertadamente este problema señala lo siguiente: “los grandes cambios que la Tercera Revolución Industrial genera en el mundo, han potenciado enormemente a las empresas con tecnología de punta, las que se proyectan sobre la economía mundial con ímpetus monopolistas. Estas poderosas empresas evitan competir entre ellas a través de los precios, porque eso las arrastraría a la destrucción mutua, para sortear dicha competencia la cual buscan más bien el entendimiento, el acuerdo y la cooperación, con vistas a compartir el dominio sobre grandes mercados, sean éstos regionales, subcontinentes o continentales; en estos acuerdos cada quien va con el puñal bajo la manga con el ánimo de dominar a su eventual socio por medio de su perfeccionamiento tecnológico”. Este conjunto de hechos, sin duda obstaculiza o bloquea todo intento de desarrollo autónomo de países como el nuestro. Por ello mismo, es casi imposible promover un desarrollo económico y educacional que responda a nuestros intereses y aspiraciones, lo cual se agrava cuando tenemos gobernantes pusilánimes y fieles incondicionales del capital financiero, que viene “chorreando al mundo sangre y lodo”, como refiriera Carlos Marx.

En segundo lugar, estos dos aspectos vinculados estrechamente, (lo interno y lo externo) confluyen para que en el Perú y otros países subsistan interesadamente relaciones económicas atrasadas y al compás de estas también se mantengan tendencias pedagógicas tradicionales, con principios, métodos y técnicas inherentes a éstas, que en los fundamental son útiles para formar mano de obra barata, ejércitos de trabajadores rutinarios y de servicios, quienes a lo sumo deben saber leer y efectuar cálculos aritméticos sencillos.

Miguel De Zubiría, (1991) alude: “Tristemente, dicha educación tradicional es la única a la cual tiene acceso millones y millones de niños y jóvenes latinoamericanos. El noventa y cinco por ciento. El cinco por ciento restante son educados en colegios innovadores para las élites, cuyos miembros completan su educación con postgrados en otros países”.

Es intangible que estamos ante una educación clásica por cierto, donde la mejor educación es aquella que se organiza para la élite dominante, interesada en formar a los hijos para ser futuros administradores del estado y la dirección económica de la sociedad; mientras que para los hijos de los trabajadores, gente común y corriente están las escuelas y colegios públicos, donde se enseña las cuestiones elementales y básicas, en medio de restricciones económicas, científicas y tecnológicas. Lo predominante aquí es que los alumnos tienen pocas oportunidades para desarrollar un pensamiento autónomo y creativo en base a sus realidades naturales, económicas y sociales.

Si esta situación se mantiene incólume, mejor, especialmente porque está dentro de los cálculos e intereses de quienes desean que aquello continúe así. Y es que para las clases dominantes no es menester promover una educación concomitante con un nivel de exigencia crítica, reflexiva e innovadora, menos trasformadora, pues ello implicaría poner en riesgo la pervivencia del dominio de la capital financiero extranjero y nacional, el control del aparato del Estado, el imperio de la propiedad privada sobre los medios de producción, etc.

Sin embargo, este hecho no sólo es responsabilidad de las clases dominantes y el conjunto de sus administradores político-educativos; también se debe a la actitud laboral displicente y descuidado de no pocos docentes, que por el bajo nivel ideológico y filosófico alcanzado no comprenden que su tarea tiene una amplia relación con la creatividad, de “arte” (creatividad que, propiamente, no surge sino del trabajo y la reflexión), como orienta Jesús Palacios, (2001), pero que tienen también un margen de conocimiento científico y avances tecnológicos. Por estos factores, en lugar de asumir la labor educativa creadora e innovadora sólo se contentan por cumplir con la obligación que se les imparte son meros transmisores de los contenidos y las ideas que otros han fijado y determinado para obnubilar la conciencia y cerebros de los educandos, sin preocuparse por los demás aspectos que el hecho educativo implica.

Entonces aquí subyacen entre otras, las razones para la pervivencia de la pedagogía tradicional, cuyas características son interesadamente empleadas en el actual proceso educativo consciente o inconscientemente, incluso por educadores con un cierto nivel formativo, que formalmente son partidarios de pedagogías progresivas y transformadoras, pero en los hechos son partícipes de tales características, que son enunciadas a continuación.



CARACTERÍSTICAS DE LA PEDAGOGÍA TRADICIONAL.

En términos casi generales la pedagogía tradicional es aquella que tiene una larga data e influencia en el país, pues su presencia y expresiones fundamentales tuvo lugar aún en el siglo XVI y XVII, con ocasión de la invasión española y luego la organización de la sociedad feudal-colonial, que se hallaba estratificada de un modo violento y vertical, a semejanza y como resultado de las jerarquías de clase. Aquí predominó la escolástica, merced al esfuerzo del sacerdocio católico, que imperó con todos sus vicios y errores, influyendo incluso en la Universidad de San Marcos, que se limitó a formar juventud de teólogos de muy escaso valor, abogados católicos y supersticiosos, médicos fanáticos, obviamente al servicio de la dominación colonial española. Jaime Cerrón y otro (1993), afirman que durante la colonia, la educación fue una forma de reproducir el sistema de clases. Era una educación esencialmente discriminatoria, es decir, fue favorable sólo para los blancos europeos y criollos, pero desfavorable para los indígenas, mestizos y esclavos.

Al advenirla independencia, primero, que dejó las cosas tales como estaban durante la colonia, sin poder alterar en lo mínimo las relaciones económicas–sociales, facilitó solamente la sustitución de los españoles-españoles por los criollos, quienes constituyeron el llamado “Perú oficial o formal”, en desmedro del Perú real o profundo, que encarnaba a las amplias poblaciones andinas, creadoras de la riqueza material y espiritual, explotándolas a más no poder. Esta situación, en segundo lugar, se mantendría con la instauración de la llamada vida republicana, desde las primeras décadas del siglo XIX, que tampoco pudo resolver las herencias feudales, supérstite durante la siguiente centuria. “Al iniciarse la república, sostiene con mucha objetividad, Jorge Basadre (1987), supervivieron en primer lugar, las bases generales de la vida social. Continuó la división de castas; si bien algunos españoles se retiraron a Europa, sus hijos peruanos fueron junto con los vástagos de la nobleza netamente criolla, los elementos más imperantes de la vida de los salones; el régimen de la familia continuo sin alteración; los indios siguieron siendo “el barrio vil con que se hace el edificio social”; los negros continuaron como gente anexa a las viejas casonas y a las grandes haciendas costeñas.


El clero conservó su rol de dueño de la vida espiritual como de las clases populares, premunido, además, de privilegios y fueros…” Por estas razones es preciso afirman que la educación peruana no tuvo un espíritu nacional, menos reflejaba los intereses de los sectores populares, especialmente el de los indígenas, a quienes en los programas de instrucción pública se les consideraba como una raza inferior y subordinada.

En la medida que en la estructura económica –social del país no se han generado sustánciales modificaciones, ello ha dado lugar a que en el sistema educativo, que además de carecer de un norte definido, estén aún impregnados ciertos principios y métodos de la pedagogía tradicional, sutilmente impartidos en el proceso de la enseñanza y aprendizaje en gran parte de los docentes de todos los niveles educativos (inicial, primario, secundario e incluso en el superior). Las características más notorias de dicha pedagogía tradicional, reconocidas por los hermanos De Zubiría son los siguientes:

En primer lugar, la pedagogía tradicional a través de los educadores no formados científica y pedagógicamente, no explica los diversos contenidos y conocimientos particulares que imparte a los alumnos. “Enseña que dos más dos es igual a cuatro; enseña que el sumar es una operación aritmética asociativa”, que la palabra asociación se escribe con scc; enseña que las células están conformadas por núcleo, membrana celular y que poseen mitocondrias en las cuales se produce la energía celular requerida”. Es decir, “bajo la teoría pedagógica enseñanza-aprendizaje, el maestro solo debe conocer la información a trasmitir a sus alumnos. No requiere para nada un conocimiento profundo ni la comprensión cabal de las leyes del desarrollo cognitivo o de las leyes del desarrollo ético actitudinal de sus alumnos.
En segundo lugar, la pedagogía tradicional al repetir los aprendizajes recientemente adquiridos, registra el aprendizaje de sus alumnos. Ante cualquier pregunta de un estudiante formado en las metodologías tradicionales, el profesor repite. No dice casi nada sobre las razones de ser de las cosas. No se promueve una actitud filosófica ante el mundo, la naturaleza, la sociedad, el hombre, etc.


Tercero, “el profesor enseña a sus alumnos lo que sabe y ellos lo aprenden. El profesor sabe, los alumnos no. Por tal razón es que van al colegio a tomar las lecciones. Durante décadas o siglos se ha pensado de tal manera”. Esta forma tradicional y anti-científica de entender el proceso de enseñanza y aprendizaje, desconoce que los alumnos no son ni pueden ser “tablas rasas”, sin ningún tipo de conocimiento o información, hoy mas que nunca en que los medios de comunicación de masas, como lo es la televisión, el Internet, por ejemplo, ejercen una gran influencia en la conciencia de los niños y jóvenes. De modo que hoy los alumnos arriban a la escuela con no pocos y diversos conocimientos, con criterios establecidos sobre la realidad objetiva.


En cuarto lugar el docente evalúa los conocimientos o el grado en que los nuevos aprendizajes son retenidos. Así, como explica, Jesús Palacios (2001), con demasiada frecuencia el aprendizaje se reduce a la memorización de formulas vacías y leyes abstractas, problemas, fechas y datos totalmente alejados de las preocupaciones y problemática de quienes asisten a la escuela. De donde resulta la ineficiencia y fracaso escolar, haciendo que los niños pasen de un curso o área a otro en función de su edad y no de sus logros escolares.


En relación a la escuela, la pedagogía tradicional, mantiene sobre aquella un carácter de estancamiento o regresivo, de modo que las actividades y cambios escolares no se producen con la rapidez de los cambios y exigencias sociales. Por tal razón, “está fundamentalmente anclada en el pasado” y divorciada de la vida, de la realidad y los intereses de los niños, adolescentes, Jóvenes y padres de familia. “La realidad escolare y la realidad vital esta tan alejada de una de la otra, que el niño aprenda a desarrollar comportamientos distintos para cada uno de ellas y tiene conciencia de que al igual que lo que hace o prende en la escuela carece de relación con su vida extraescolar”.


Otra característica no menos importante y visible, inherente a la pedagogía tradicional es el autoritarismo, que produce sumisión, amaestramiento por la imposición de métodos represivos como el de “magíster díxit” y “la letra con sangre entra”, de profunda raigambre escolástico o feudal. Esto hace que se ignore a la persona del alumno. Como reitera, Jesús Palacios, (2001), en la escuela autoritaria, las necesidades de vigilancia predominan sobre las de educación y el aprendizaje de la obediencia ciega se hace antes que el del dialogo abierto y cooperativo; el clima del temor y de miedo, por otro lado, favorece poco el florecimiento de una espontaneidad que se ve obligada a desarrollarse fuera de la escuela.

Estas principales características señaladas de la pedagogía tradicional, son en cierto modo coincidentes con las características de la llamada “educación bancaria”, que fuera establecidas por el notable pedagogo brasileño Paulo Freire, en su conocida obra Pedagógica del Oprimido, donde al referirse a la realidad, al adecuado y la labor docente señala lo siguiente: “Referirse a la realidad como algo detenido estático dividido y bien comportado o en su defecto hablar o disertar sobre algo completamente ajeno a la experiencia existencial de los educados deviene, realmente, la suprema inquietud de esta educación. Su ansia irrefrenable. En ella, el educador aparece como su agente indiscutible., como su sujeto real, cuya tarea indeclinable es “llenar” a los educandos con los contenidos de su narración. Contenidos que solo son retazos de la realidad, desvinculados de la totalidad en que se engendran y en cuyo contexto adquieren sentido.”

Bajo la denominación de la concepción “bancaria” concibe que la educación es el acto de depositar, de transferir, de trasmitir valores y conocimientos, no se verifica, ni puede verificarse esta superación. Además en este tipo de educación tiene lugar lo siguiente:
a) El educador es siempre quien educa; el educando, el que es educado.
b) El educador es quien sabe; los educandos quienes no saben.
c) El educador es quien piensa; el sujeto del proceso, los educandos son los objetos pensados.
d) El educador es quien habla; los educandos quienes escuchan dócilmente.
e) El educador es quien disciplina; los educandos los disciplinados.
f) El educador es quien opta y prescribe su opción; los educandos quienes siguen la prescripción.
g) El educador es quien actúa, los educandos son aquellos que tienen la ilusión de que actúan, en la actuación del educador.
h) El educador es quien escoge el contenido programático, los educandos a quienes jamás se escucha, se acomodan a él.
i) El educador es el sujeto del proceso; los educandos, meros objetos, conforme lo reconoce, Paulo Freire.

Definitivamente con estos criterios tradicionales, por demás conservadores, es difícil formar hombres nuevos, que sean capaces de revertir las condiciones económicas sociales deprimentes que afectan a millones de latinoamericanos y de modo especial a los peruanos. Por ello es imperativo cambiar el sistema educativo a fin de mejorar la formación de la personalidad de los educandos, comprometidos con el progreso del país, con el de las familias y con la de sus propias personas, pero sin dejar de exigir la mejora de los niveles de vida, de trabajo de las personas.






Bibliografía:
1. SOTO MEDRANO Y NICANOR MOYA. Corrientes pedagógicas contemporáneas. FPP.HH. UNCP.2004

ACTIVIDAD



Contesta en hoja aparte cada una de las preguntas formuladas.


Analice y explique con argumentos sólidos el por qué la persistencia de la Pedagogía tradicional



Explique cada una de las características vigentes de la Educación Tradicional










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